Una Cazuela para el audiovisual joven en Cuba

Por Alejandro Suárez Placeres, Escritor del Personal

Existe una historia de la humanidad que no aparece en los grandes volúmenes de la Historia Universal. Es una historia más íntima pero que también debe ser contada. La Historia de los libros son una concatenación de hechos – hechos sin vida – sin embargo, esta historia íntima de la que ahora escribo es la Historia de cómo el hombre siente, vive, aprecia estos hechos. Esa historia íntima, más humana, y quizá más auténtica es el arte. Sus manifestaciones, pedazos de la verdad del hombre, de lo que siente éste, además de ser algo universal. Donde existen hombres existe arte. Y es quizá la forma universal de decir que existimos.

Por supuesto, las artes cinematográficas no escapan a esto. Se puede decir del cine que es una manifestación que en ella misma encierra todo un mundo. Se ha transmitido a través de la pantalla grande todo tipo de historias, desde las que intentan ser fieles a la realidad, hasta las más inverosímiles, se ha logrado calar con los años en los sentires humanos más profundos. 

La historia de este género en La Isla, data desde inicios del siglo XX, y guarda hasta la fecha importantes producciones, no obstante, exige especial atención la producción audiovisual más novedosa en el panorama cultural cubano, que rico es ya en su composición, En estas líneas quiero hablar del trabajo de unos de los más jóvenes representantes de esta manifestación en Cuba, y son los muchachos de “La Cazuela”, un proyecto de audiovisuales en desarrollo.

El objetivo de “La Cazuela” es la producción de audiovisuales en cualquiera de sus variantes, siempre manteniendo su estilo personal. Sobre el nombre del proyecto, aclara Alejandro Pérez Frenes, uno de los miembros del proyecto, que fue escogido por lo sugerente que les resultaba, además de estar presente en la cotidianidad del cubano, cosa que siempre buscan reflejar en sus realizaciones. 





Por supuesto, la realización artística y el crecimiento nunca es sencillo; aún más en la Isla, donde la producción independiente se hace muy compleja debido a que no se tiene el apoyo de alguna institución, cosa que, entre otras, ha complicado el desarrollo de cine independiente dentro de Cuba. La Cazuela no está exenta de tal percance, varios desafíos tecnológicos los hieren. El hecho de carecer de varios equipos que son cardinales para la producción como buenos ordenadores, cámaras, estabilizadores, luces, y la falta de fondos y financiamiento han hecho el camino de estos jóvenes, en cierto modo, tortuoso. No obstante, en estos problemas no encuentran un freno para su trabajo, le ponen esfuerzo y siguen adelante, impulsados entonces por la creatividad y los deseos de hacer. 

El proyecto tiene su propia forma de funcionar en el trabajo creativo, para su interior lo hacen como una tríada: dos directores y un productor, Alejandro Pérez Frenes, Raycel Rodríguez y Yordan Rodríguez respectivamente, por lo que el liderazgo del grupo recae en estos tres que son, además, la fuente creativa de La Cazuela. 

Los miembros ven en la producción de audiovisuales de forma independiente, el espacio creativo por excelencia, lejos de la mesura que muchas veces exigen las grandes productoras, buscando como punto central la comercialidad, de ahí que sea un campo abierto para la experimentación, además de que, a través de las cámaras La Cazuela muestra cómo ellos entienden el mundo.  Por supuesto, tampoco es que encuentren allí en las grandes productoras a un enemigo, pero si son, y aún más desde Cuba, de difícil acceso. En otro sentido, la producción independiente los acerca aún más a la comunidad, buscan reflejar lo cotidiano; y así cada producción se convierte además en patrimonio de la localidad y testimonio vigente de un momento histórico y una estética determinada.

El trabajo y estilo que han ido creando está nutrido en parte por la vida complementaria de los miembros del proyecto, pues son estudiantes universitarios de las más disímiles carreras, además de las influencias que tienen. Es notable en sus trabajos la marca de pesos pesados en la producción cinematográfica internacional, como Alfred Hitchcock o Quentin Tarantino, sin embargo, se nutren del cine en general, sin importar género ni época. Dentro de sus referentes cabe destacar a tres grandes del cine cubano, por los cuales sienten gran devoción: Tomás G. Alea, Santiago Álvarez y Juan Carlos Tabío. Además de nutrirse de otras ramas del arte, sobre todo la música y la literatura.

Varias han sido las producciones audiovisuales de La Cazuela. Sin embargo, le conceden especial importancia a un trabajo de promoción a Red & White, un bar de la localidad de El Rancho, el cual gustó mucho en el público por su uso del sentido del humor, y llegó a todas partes del país. Además, recuerdan con cariño, y como el que más les ha gustado realizar hasta el momento, el videoclip del tema “Respira” de Kábala feat. Kamancola, cuya producción fue mucho más extensa y más abierta a la experimentación, la cual, además les valió una nominación en los Premios Lucas, máximo certamen del género en Cuba.  

Esperemos que La Cazuela nos sorprenda agradablemente con próximas producciones, que nos encanten una vez más con su humor particular, o con una inesperada escena de suspense. 

Por lo pronto les dejo lo que me comentaron cuando les interrogué sobre sus planes futuros:

-Echar pa´lante y no parar, que el camino es largo y la dicha es corta… pero sobretodo: ¡filmar! 

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