La pedofilia y su influencia en la depilación corporal

Por Rama Abed, Escritora del Personal

Traducido del Ingles por Camila Constanza González García

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Como mujeres, se nos ha enseñado que el vello en nuestro cuerpo y rostro es en extremo desagradable, a menos que esté en la cabeza, las cejas o las pestañas. Cada una de nosotras ha tenido su propia experiencia personal con los posibles métodos de depilación desde que esa “pelusa de melocotón” apareció en la parte superior de nuestros labios y nuestras madres nos llevaron al salón más cercano. Hemos crecido viendo a parientes mayores sin pelo, siempre desesperadas por sus próximas citas con cera o láser. Yo misma no podía ser la única niña prepúber que se preguntaba por qué los productos de depilación siempre han sido anunciados por mujeres sin pelo que se aplican estos cosméticos en sus cuerpos desnudos. Por alguna razón inexplicable por la sociedad, las mujeres viven hasta un lapso de ochenta años luchando por parecer veinte, con el déficit de crecimiento de vello de una niña de diez años.

Históricamente, las mujeres en muchas sociedades fueron elogiadas por el crecimiento natural del vello en sus cuerpos. Nombres como Frida Kahlo nos vienen a la mente cuando pensamos en el escándalo de tener una ceja única y el bigote fino natural que ahora llamamos "pelusa del labio superior". Se consideraba que estos rasgos eran indicativos de una mujer adulta que había pasado la infancia. El vello corporal, además de ser su crecimiento natural, es bastante beneficioso para la protección de nuestra piel. Sin embargo, con el auge de los medios pornográficos, incluso la más mínima sombra de “pelusa” se ha convertido en una abominación o en un fetiche sexual.

"las mujeres tienen vello corporal"
"las mujeres tienen vello corporal"

En el mundo árabe, es un escándalo que crezcan pelos en los brazos. Mientras tanto, en Occidente, la gente ni siquiera piensa en esto. Podríamos culpar de esto al colonialismo. A los árabes se les lava el cerebro según los estándares de belleza caucásicos; se espera que las mujeres sean blancas claras, de ojos azules, con cabello rubio fino y en consecuencia, no peludas, o con vello corporal que no sea del todo obvio para sus ojos. En lugar de aceptar que solo las personas de la “raza aria” tienen ese aspecto y dejan crecer el cabello de esta manera específica, la sociedad árabe impone un estándar imposible a sus propias mujeres, a quienes normalmente les crece el cabello más grueso y oscuro.

Además de la falta de pelo, las características infantiles de las mujeres han sido una fijación para los hombres durante mucho tiempo. Dicho esto, la pedofilia no es una nueva atrocidad. En el mundo árabe, hemos escuchado las historias de nuestras abuelas sobre cómo fueron obligadas a casarse en sus primeros años de adolescencia con nuestros abuelos, que estaban en una edad lógica y adecuada para contraer matrimonio. También vale la pena mencionar que varias niñas se encontraban exactamente en la misma situación, incluso a edades más tempranas que las adolescentes. Aunque este tipo de comportamiento ya no está muy extendido, todavía ocurre y el concepto de pedofilia se proyecta a través de la pornografía.

Como he mencionado, la pedofilia no es nueva. Sin embargo, los rasgos físicos como una figura pequeña, ojos grandes y lo que es más importante, la falta de pelo, no solo son demográficamente más deseables para el hombre heterosexual, sino que también son categorías pornográficas muy populares. Ello ha crecido con la normalización de tales "preferencias". Desafortunadamente, el concepto de feminidad está relacionado con la apariencia infantil, junto con comportamientos como la "voz de bebé" y la vulnerabilidad de un niño. La pornografía infantil, uno pensaría, es lo más bajo  a que podría llegar un ser humano, siendo un acto tan terrible de violencia sexual y causa de traumas. Sin embargo, para que la industria tenga éxito sin repercusiones judiciales, se ha creado la categoría de adolescentes "apenas legales", junto con mujeres adultas que se adhieren a ciertos comportamientos y apariencias infantiles para obtener vistas. Los medios pedófilos no terminaron con lo que conocemos como "pornografía infantil", solo adaptaron sus rasgos a mujeres un poco mayores, por ejemplo, la fantasía de "colegiala". Esta industria trabaja de la mano con la trata de personas y la trata sexual, todas las cuales procuran mujeres de apariencia más joven o niñas de una edad temprana que podrían pasar por adultas.

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A los hombres y mujeres se les ha lavado el cerebro a lo largo de los años, para que piensen que es una preferencia personal querer una pareja sin pelo. En realidad, los medios que consumimos, que proyectan patrones de belleza infantiles y dañinos sobre nosotros, son la causa fundamental de este deseo. Imponer un cierto estándar a una pareja sexual es, en  extremo, inapropiado. ¿Qué nos hizo pensar que la satisfacción sexual depende del vello corporal de nuestra pareja? ¿Qué nos hizo pensar que la depilación es femenina cuando hasta hace apenas un siglo, estos estándares no existían? La feminidad es relativa y siempre lo será. 

Este tema, sin embargo, necesita todavía una conversación más profunda.

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